La Audiencia Provincial ha condenado a 13 años de prisión a Lixong H., un hombre de 38 años aquejado de ludopatía que, en marzo de 2006, atacó de forma "brutal" a la empleada de un salón de juegos de Garrucha (Almería), a quien asestó con "extrema crueldad" entre 35 y 40 hachazos tras irrumpir en el local del que era cliente y sin "mediar palabra". La sentencia de la Sección Primera, a la que tuvo acceso Europa Press, considera a este ciudadano chino autor de un delito de asesinato en tentativa con alevosía y ensañamiento aunque aprecia la concurrencia de la atenuante de anomalía psíquica al reconocer que la adicción al juego "limitó el control de los impulsos" que le llevaron a inflingir a la víctima, de 54 años, un "dolor constante y mantenido golpe a golpe sin más operatividad que la de producirle padecimiento". Lixong H. deberá indemnizar a A.N.G con un total de 342.690 euros por los daños y secuelas derivadas de la agresión, que la ha dejado con una incapacidad reconocida del 88 por ciento debido a los, al menos, 15 "profundos cortes" que el hacha le causó en la zona pericraneal con "pérdida de sustancia y exposición osea" y a la cojera que padece, a lo que hay que sumar la amputación de varios dedos de las manos. El fallo, que desestima la calificación del Ministerio Fiscal que estimaba los hechos como delito de homicidio en tentativa por el que solicitaba tan solo siete años de prisión, achaca al acusado una intención "consciente" de acabar con la vida de la empleada del salón de juegos, a quien atacó "por sorpresa" cuando ordenaba los taburetes del local a primera hora de la mañana mediante una "profusión desorbitada" de hachazos que le provocaron un "sufrimiento innecesario". Durante la agresión, que se remonta al 28 de marzo de 2006, Lixong H. dirigió de forma indiscriminada los golpes, que alcanzaron en más de la mitad a zonas que no suponían riesgo vital pero que desencadenaron que A.N.G. tuviese que permanecer 521 días hospitalizada y precisase casi dos años para sanar de sus lesiones tras un prolongado tratamiento médico y diversas intervenciones quirúrgicas. El acusado, en prisión provisional desde que fue detenido el mismo día y con la prohibición de personarse en el término municipal de Garrucha durante diez años, huyó de forma inmediata del establecimiento y dejó a la víctima tan malherida que sólo la "rápida" intervención de un transeúnte, que oyó los gritos desgarradores que provenían del interior del local y prestó declaración durante la vista oral en calidad de testigo protegido, logró salvar su vida.