Nueve menores, entre ellos dos niñas, prestaron declaración hoy ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Roquetas de Mar (Almería) por los presuntos abusos y agresiones que recibieron a manos de su profesor en el CEIP 'Juan de Orea' en la misma localidad y que fueron denunciados por sus padres durante la jornada de ayer. En declaraciones a los periodistas, la madre de uno de los menores implicados indicó que, según le había narrado su hijo y el resto de alumnos, el profesor tenía un grupo de "preferidos" que le practicaban "masajes" de tal manera que cuatro de ellos lo hacían por la espalda mientras que los otros cinco quedaban situados por debajo de la mesa, "tapados con una bolsa o unos libros para hacer masajes desde las ingles hacia los pies". Así, la madre señaló también que los niños, con edades comprendidas entre los ocho y nueve años –de tercero de Primaria–, "tienen miedo" de asistir a clase con su tutor porque éste, según narran, "les pega con reglas, con antenas de coche e incluso ha llegado a cortarle el pelo a alguno por los lados de las orejas". Según las sospechas de los padres, la actitud que mantenía el profesor con sus alumnos prestaba indicios de que éste no dejaba ir a los alumnos al aseo por temor "a que dijeran algo" al encontrarse con otros docentes del centro. De esta manera, los padres reconocieron tener noticias de los presuntos hechos el pasado miércoles cuando una de las madres alertó durante la catequesis a la que asisten los menores de lo que ocurría. De esta forma, los padres aseguraron en su testimonio que hay indicios de que el profesor ya hubiese pedido "masajes" a otros alumnos en cursos anteriores. No obstante, en una reunión mantenida por el colectivo con la dirección del centro escolar, el equipo docente explicó que "no tenía ni idea" de que se produjeran los hechos, según la versión de una de las madres que mantiene que los profesores "sabían que había algo que no era normal". Los padres, que criticaron que el centro no informara con anterioridad de lo sucedido, pidieron "justicia" en el caso de que verdaderamente el docente dañara de algún modo a los niños y que como mínimo "no vuelva al centro".