Los molestos, poco higiénicos y a veces quemados residuos agrícolas, pueden suponer un auténtico potencial energético. Los deshechos del cultivo de ocho hortalizas en los invernaderos almerienses podrían dar energía a aproximadamente 120 mil hogares, o lo que es lo mismo podrían generar un millón de megavatios al año
Los molestos, poco higiénicos y a veces quemados residuos agrícolas, pueden suponer un auténtico potencial energético. Los deshechos del cultivo de ocho hortalizas en los invernaderos almerienses podrían dar energía a aproximadamente 120 mil hogares, o lo que es lo mismo podrían generar un millón de megavatios al año. Se trata de la principal conclusión de la investigación de un grupo de ingeniero de la Ual. Ellos han calculado el poder calorífico de este tipo de biomasa y lo han publicado en una revista científica. En concreto, este estudio analiza las posibilidades de los residuos de calabacín, tomate, judía, berenjena, sandía, melón y pepino. Siendo la judía la hortaliza que presenta un mayor potencial. Los investigadores ya han hecho su trabajo y han puesto sobre la mesa los datos básicos ahora le toca el turno a las empresas energéticas para que los valoren y decidan si lo ponen en marcha. Sin duda, de llevarlo a cabo se acabaría con un doble problema, hasta los residuos serían rentables y se les daría un uso respetuoso