Las hortalizas que no se pueden vender se envían a una planta de residuos agrícolas para que se conviertan en compos, abono agrícola.
Con la crisis del pepino, los agricultores están enviando las hortalizas que no se han podido vender a las plantas de residuos agrícolas. Nosotros nos hemos acercado a la planta de compostaje Albaida, en Níjar, para conocer cuál es el proceso por el que deben pasar tomates, lechugas y pepinos para convertirse en compos. La planta prevé un aluvión de camiones con hortalizas de desecho, por lo que ha habilitado una zona llamada lecho vegetal.Una vez conseguido el lecho con la separación de una pila de biomasa que llega 3 meses fermentando, se mezclan las fortalizas desechadas con la biomasa y se forman nuevas pilas que han de fermentar con un proceso aerobio llevado a cabo por bacterias a unos 70 grados de temperatura.Cada quince días se hace un volteo de la pila hasta completar una fermentación de seis meses, cuando el compos resultante pasa a una máquina de criba. Ésta tamiza el compos y lo separa de los llamados impropios, residuos de mayor tamaño. El compos resultante del proceso será abono agrícola.