Entre decepción y lágrimas de costaleros y cofrades, regresó el paso del Cristo de las Penas al Museo de la Ciudad, al comenzar a caer una tenue lluvia sobre la ciudad. En el interior del templo las caras de disgusto se hacían patentes entre todos los presentes.
Antes de salir a la calle el paso del Cristo de las Penas se celebró un solemne acto en el Museo de la Ciudad, ya que la concejala de movilidad y seguirdad, Maria Muñiz, impuso su medalla de diputada a la Virgen del Rosario del Mar, mientras el Hermano Mayor Javier Muñoz del Pozo, donó a la señora una medalla de la Campaña de Cuba en el año 1873.Tras esos instantes mágicos la salida del cortejo se produjo entre una enorme espectación, y siempre pendientes del cielo, porque amenazaba lluvia. Tras abrirse la puerta del Museo de la Ciudad comenzó a salir la Cruz de Guía seguida de monaguillos y nazaremos como antesala del paso de Jesús de las Penas. Al poco de iniciarse su salida comenzó a llover. La decisión de los cofrades fue rápida, “volvemos dentro”, comenzando así un triste regreso para ya no volver a salir a la calle hasta el próximo año. Las lágrimas y la trsiteza de los cofrades y nazarenos no se podía esconder, pues este era su gran momento y no pudieron lucirse.