El secretario general de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, que cerró ayer el duodécimo congreso regional de los socialistas andaluces, cerró filas con Griñán ante la división en el PSOE andaluz y advirtió a los críticos que el PSOE apoya a sus gobiernos
El secretario general del PSOE andaluz, José Antonio Griñán, es el líder de un partido dividido. Los socialistas se van de este congreso más débiles de lo que llegaron. La fractura es innegable. Se sentarán en el Comité Director y en el Comité Federal, órganos a los que presentaron candidaturas alternativas.Griñán tiene un problema. Y Alfredo Pérez Rubalcaba llegó ayer a Almería a dejar claro que está con él y que no forma parte de ese problema. Los críticos ya nunca más volverán a llamarse rubalcabistas.Su mensaje fue más allá del apoyo a Griñán. Advirtió a los críticos de que no es el momento de debilitar al presidente andaluz, que dirige el único bastión socialista que ha sobrevivido en España, en coalición con IU, con una crisis descomunal y la calle encendida.Rubalcaba tenía un papel difícil porque muchos de los críticos que ahora plantan cara fueron quienes le ayudaron a ganar la secretaría general a Carme Chacón. Son pocos los mensajes políticos que han sobrevivido al margen de las batallas internas que han eclipsado el 12 congreso en Almería. Pero, además de dejar claro que el partido tiene que recuperar la calle y salir de los despachos, Griñán ha venido insistiendo en una defensa firme del Estado de las Autonomías.