Almería vivió una noche de San Juan. La noche más corta del año acabó pasada por agua y la mayoría de los almerienses adelantaron la vuelta a casa
Miles de almerienses vivieron desde bien temprano la magia de la noche de San Juan. Tarde intensa aprovechando hasta el último rayo de sol en unas playas que se volvieron a quedar pequeñas. Grupos de amigos o familias enteras tomarón la arena. Las barbacoas se multiplicaban en la playa para vivir la primera moraga del año. El menú, como suele ser habitual, de lo más carnívoro, chorizos, morcillas, lomos, pinchos o hamburguesas y, como no, las sardinas. Una fiesta donde se quema lo antiguo para dar paso a lo nuevo que nos dejó escenas curiosas y cotidianas. Deseos que eran quemados en la hoguera o que volaban en forma de globos. Muebles, palés o hasta ropa nada se libró del fuego que, sobre todo, en torno a la medianoche se convirtió en el protagonista.En ese momento llegaron los reconfortantes baños rituales o los saltos a la hoguera. A esa hora empezaba a chispear en Almería y aparecieron los primeros paraguas.El momento más espectacular llegó con los fuegos artificiales. El cielo se volvió a iluminar de cientos de colores y la noche se tornó mágica. Sólo la lluvia que cada vez era más intensa pudo aguar un San Juan diferente. Y es que en Almería, a finales de Junio, no estamos acostumbrados a las temperaturas bajas y mucho menos a la lluvia torrencial. El aguacero provocó que muchos acabarán la fiesta en casa.