La joven jugadora, que entrena cada día en las pistas municipales, recibe los consejos de su entrenador, el tenista Ismael Rodríguez, para alcanzar el sueño de ser profesional tras haber ganado brillantemente este año el torneo parisino de Roland Garros Sub13
Su triunfo en París ha sido la eclosión de una sensacional jugadora María Dolores López Martínez, que, con 12 años de edad y sólo 4 en la práctica de este deporte, ha conseguido cautivar absolutamente a todos tras adjudicarse con brillantez en París el torneo de tenis más prestigioso del mundo en tierra batida.Además, este año 2016 se ha producido la feliz coincidencia de que su ídolo, Garbieñe Muguruza, trambién ha vencido el torneo absoluto tras ganar en la final a Serena Williams.Nada es por casualidad, el talento innato de María Dolores está siendo moldeado como se pule un “diamente en bruto” por su entrenador Ismael Rodríguez, el mejor tenista almeriense de esta década, como además refleja su clasificación entre los tenistas españoles del ránking internacional de la ATP. Para Ismael el mejor golpe con la raqueta de María Dolores es el “drive”, al que califica como “demoledor” cuando lo ejecuta bien.El reciente éxito ha servido para que conozcamos la progresión de esta joven jugadora, una niña aún, elegida por sus condiociones para poder llegar al Olimpo del tenis femenino profesional. De hecho la Diputación Provincial la ha elegido para ser la embajadora de la marca “Costa de Almería” junto a David Bisbal.Además, la evolución de María Dolores en este deporte, rompe con los habituales estereotipos reforzando el nivel de las escuelas municipales. De hecho, pertenece a la Escuela Municipal de Tenis dirigida por Ismael y sus entrenamientos los realiza en las pistas polideportivas de Los Molinos y del Rafael Florido junto a sus compañeros Jesús y Dani.Actualmente cursa primero de ESO y en su instituto empiezan a comprender los días de ausencia debido a sus viajes. Y sobre todo tiene la gran suerte de contar, además de con un entrenador que está sacando lo mejor de ella misma, a unos padres a los que únicamente les preocupa su felicidad por encima de que juegue o no al tenis.