Una decisión que no comparten los propietarios de estos establecimientos, que aseguran ellos no son el motivo por el que se propaga el virus. Ahora cierran sus persianas para no volver a abrirlas en dos semanas.
El cierre de los comercios a las seis de la tarde ya era una medida restrictiva que frenaba las ventas, pero el cerrojazo que van a vivir durante los próximos 14 días supone una situación que no todos los comercios de la ciudad van a poder aguantar. En estos momentos en plena campaña de rebajas las ventas estaban algo animadas y ahora se congelarán de forma radical.
Los dueños de estos establecimientos no entiende porque con ellos se usa la misma vara de medir que para la hostelería, ya que aseguran no tienen nada que ver.
Un sector que asegura que al año tan duro que llevan, sin a penas ventas, lo que menos falta le hacía era este cierre. Tienen claro que en nada ayudará a frenar la curva de contagios, si luego la gente sigue saliendo y reuniéndose en casas o espacios al aire libre.