El final del invierno en Almería nos está dejando una curiosa estampa. Desde ayer, nuestro cielo se ha teñido de naranja y salir a la calle se ha convertido en toda una odisea. La culpa la tiene la calima: una densa corriente de aire procedente del Sáhara que literalmente nos ha traído el desierto a casa.
Desde ayer, las redes sociales son un hervidero de imágenes de Almería teñida de un curioso tono naranja, como si un filtro sepia cubriese la ciudad. La culpable de esta situación es la calima. Un fenómeno meteorológico excepcional en nuestra ciudad y que se está prolongando en el tiempo.
Y aunque curiosa, la calima es sobre todo molesta. Una arena rojiza cubre coches, terrazas y suelos, y nos deja una extraña sensación de suciedad al salir a la calle. Aún así, hay quienes ven belleza hasta en una gruesa capa de polvo.
La borrasca Celia está causando estragos en estos coletazos del invierno en Almería. Ahora todos miramos con ansia las nubes esperando que la lluvia llegue, arrastre a su paso el polvo, y nos devuelva nuestro cielo azul.