La rehabilitación de las Casas Consistoriales es uno de los grandes hitos del Ayuntamiento y, aunque se ha dilatado mucho más de lo esperado, con hasta diez modificaciones del proyecto, parece que por fin se ve la luz al final del tunel.
Como bien dice su nombre, la Plaza Vieja tiene mucha historia a sus espaldas. Convertida en epicentro de la actividad tras el terremoto de 1592 que destruyó la Almedina, desde 1656 fue sede del Concejo de la Ciudad. En el siglo XIX, el arquitecto Trinidad Cuartara le dio el aspecto con el que ha llegado a nuestros días. Y aunque desde principios del siglo XXI está en rehabilitación, el año 2023 le devolverá la vida a un enclave de gran valor histórico y patrimonial.
La segunda fase de estos trabajos afectará a una superficie de más de 4.200 metros cuadrados, que comprende los edificios de las Casas Lledó y Prats, y permitirá recuperar espacios emblemáticos como la escalinata principal, la biblioteca o el Salón Noble. Por delante queda una tercera y última fase: la reurbanización de la Plaza Vieja, tras la cual volverá a latir el corazón de la ciudad.