El barrio almeriense de El Zapillo arropó al Señor del Gran Poder que lució una vez más sobrio y elegante. La hermandad fue por primera vez hasta la Catedral de Almería
Una vez más volvía el Gran Poder a reencontrarse con su barrio tras dos largos años. Muchos vecinos esperaban impacientes la salida de su Cristo, que lo recibían con el tradicional silencio, como símbolo de respeto.
A las 18:20 se abría la puerta de la Iglesia San Pío X para la salida de la cruz guía. En el Interior, acompañaba al Gran Poder en su salida la concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Almería, Ana Martíenz Labella.
A Nuestro Padre Jesús del Gran Poder le acompañaban a su paso unos 150 penitentes de riguroso luto que cambiaban el habitual cirio de color rojo sacramental a color marrón oscuro.
Alrededor de las siete de la tarde el cielo comenzaba a nublarse y el viento comenzaba a soplas de tal manera que la salida se convertía en una verdadera estación de penitencia.
Los 35 costaleros que portaban al Señor de El Zapillo dieron todo lo mejor para que no hubiera margen de error, dirigido por su capataz Manuel Sánchez Amate ‘El Tachuela’. Los únicos sonidos eran los del andar de los costaleros.
Por primera vez, el Gran Poder conoció la Plaza de la Catedral, donde la Carrera Oficial tiene su punto culmen, puesto que estos años atrás su itinerario le devolvía al templo por las calles aledañas al Paseo de Almería.
Al regreso, el Gran Poder tuvo un privilegio, que no es otro que bajar por la calle Cubo.
Y de nuevo, Avenida Cabo de Gata hacia adelante, arropado por su gente, el Gran Poder volvía a casa, al templo de San Pío X, en pleno corazón del Zapillo.