La Hermandad Juvenil del Santo Cristo del Perdón vuelve a sobrecoger en la noche del Martes Santo con su Vía-Crucis penitencial de silencio que reunió a cientos de fieles para ver su salida desde San Ildefonso
El Perdón cerró un año más con su recogimiento y sobriedad el Martes Santo almeriense. Una jornada, como la anterior del Lunes, que fue distinta a la de años atrás. Los tambores y el toque de oración retumbaron de nuevo en las calles.
Desde la iglesia de San Ildefonso salió el siempre amplio cortejo, con un tramo infantil también muy numeroso, revestidos con sus túnicas negras con escapulario del mismo color y cíngulo blanco y portando los tradicionales faroles además de las varas de madera los infantes, en resumen más de 300 penitentes.
La cuadrilla de costaleros descalzos del Santo Cristo del Perdón levantó al portentoso crucificado esculpido por Palma Burgos para cruzar el dintel del templo y salir al encuentro de su barrio y de toda Almería. Ahí sonó el primer toque de oración
La corporación se adentró en la calle Silencio, una de las estampas más esperadas por los almerienses cada año. Desde aquí, al igual que en la salida, llovieron algunos pétalos de rosas rojas.
El Vía Crucis procesional, tan sobrio, respetuoso y, a la vez, espectacular como todos los años. Sólo se dejaba oír el sonido de los tambores, la campanilla y el toque de oración en algunos puntos del itinerario. En uno de ellos, el Obispo de la Diocesis, D. Antonio Gómez Cantero oró unos minutos ante la imagen del cristo