Del 14 de marzo al próximo 6 de abril se abren al público por segunda vez en su historia.
Tienen 130 años de vida pero solo han sido abiertos al público en dos ocasiones. La primera en 2018, y ahora, aprovechando que cada 5 años necesita hacerse una limpieza a fondo. Los depósitos de Santa Isabel son una construcción subterránea de 1888 incluida en el Catálogo de Bienes protegidos. Visitarlos ya es misión imposible porque se han agotado las entradas.
Llamativo porque la piedra natural presenta curiosas formas calcáreas, porque de forma sencilla mantiene el agua libre de insectos y con la ventilación adecuada, y porque su capacidad es de hasta 12.000 metros cúbicos de agua. Un agua que actualmente procede casi al 100 por cien de la desaladora y que está sometida a más de 400 controles analíticos al año. No es el único depósito de la ciudad pero, sin duda, sí el más llamativo. Esta arquitectura única y llena de belleza abastece diariamente de 4 a 5 millones de litros de agua a unos 25.000 habitantes.
Sus características bóvedas, pilares y arcos se exihiben ahora en este ciclo de visitas que estará disponible hasta el próximo 6 de abril.