Roscos, torrijas o pestiños son la causa de colas en las pastelerías de la ciudad, donde se buscan las recetas más antiguas y tradicionales.
Los escaparates se engalanan. Son un reclamo atractivo que adelantan lo que se encuentra en las vitrinas: un completo muestrario de todas las delicias de Semana Santa, desde las más tradicionales hasta las más atrevidas.
Sin duda, el rosco frito o la leche frita siguen siendo los productos más vendidos. La receta, la tradicional, la de nuestras abuelas. Esa es la fórmula más buscada, la que tiene los ingredientes tradicionales.
La subida de precios en materias primas como el azúcar, el aceite o las harinas repercuten en el coste de cada una de estas delicias. Los pasteleros aseguran que ajustan al máximo.
En los 3 últimos años el aceite ha subido un 40 por ciento, las harinas o el azúcar en torno a un 30 por ciento y los huevos han llegado a duplicar su precio. Sin embargo, las torrijas, los pestiños, la leche frita o los buñuelos merecen un esfuerzo y una sonrisa.