El Martes Santo volvió a ser Perdón. Silencio solemne, solo roto por los tambores y el tintinero de la campana, para este vía crucis que invita al recogimiento y a la oración.
Con máxima puntualidad, a las diez de la noche, salía de la Iglesia de San Ildefonso del barrio de Plaza de Toros el Cristo del Perdón. Arrancaba así este vía crucis penitencial solo roto por el tintineo de la campana y los tambores de los propios hermanos que se estrenaban en estas labores tras varios años de preparación, hasta este año eran los hermanos de Úbeda los que se encargaba de poner ese mínimo acompañamiento musical.
Salía el Cristón del Perdón de San Ildefonso regalando una de las imágenes más potentes de nuestra semana santa. Talla del malagueño Palma Burgos.
Sobriedad absoluta de este paso solo iluminado por cuatro grandes pebeteros. Ya en la calle, el toque de silencio, la corneta que llama a la oración. Unos 300 nazarenos componían el cortejo. Hábito y antifaz negro, cordon blanco, medalla con cruz negra y relieve del crucificado y, como no, farol para iluminar el camino.
Discurrir solemne del Cristo del Perdón por la carrera oficial. Respetuoso silencio a su paso con el que se podía escuchar perfectamente el caminar descalzo de muchos nazarenos o el leve sonido de sus alpargatas.
Un martes santo más el Perdón puso el silencio solemne. Ofreció luz en la oscuridad. Enmudeció en su discurrir. Permitió reflexión, recogimiento, oración. En una noche sombría, fría y ventosa regaló algunas de las imágenes más espectaculares de nuestra semana santa 2024.