El cementerio de San José se vistió de gala y flores. Los almerienses acudieron a poner flores a sus difuntos desde primera hora del sábado a pesar de las altas temperaturas. Mientras que los jóvenes y pequeños se apuntan a Halloween, la tradición de acercarse al cementerio a recordar a quienes ya se fueron no se ha perdido.
Como cada año, miles de almerienses se acercaron a los camposantos de la capital a llevar unas flores y adecentar los nichos y tumbas de sus seres queridos ya fallecidos. El Día de Todos los Santos es especialmente significativo, por los siglos de tradición que lleva a sus espaldas. La del sábado fue una jornada para el recuerdo y la emoción, de aquellos quienes un día nos acompañaron en el camino. El concejal de Salud y Consumo, Carlos Sánchez, que estuvo durante toda la mañana en el camposanto de la capital destcaba la gran presencia de ciudadanos.Los coches eléctricos no tuvieron descanso y trasladaron sobre todo a personas mayores y con discapacidades. También estuvo preparada desde que abrió el cementerio de San José hasta las 18.00 horas en que cerró una ambulancia con cinco sanitarios que, por suerte, solo tuvo que actuar ante dos accidentes leves, de dos mujeres que resbalaron. El cambio sustancial que ha dado el camposanto más grande de la capital es aplaudido por la gran mayoría de los almerienses. La limpieza, la calidad y cantidad de servicios que hay a disposición de los visitantes, así como la atención que ofrece el personal de la empresa concesionaria son las cuestiones más destacadas, en positivo. Los puestos de flores frescas han tenido este año por primera vez puntos de venta en cada una de las entradas, incluso ha habido puestos de helados, granizado y refrescos para aliviar el intenso calor de la mañana. El camposanto parecía una ciudad con vida propia. Un constante ir y venir de hombres y mujeres, de familias, de amigos, que se acercaban a saludar con flores a sus seres queridos. Unos salían y entraban otros. Todos con un mismo propósito.