El complejo hospitalario Torrecárdenas de Almería atiende cada año más de 8.000 consultas relacionadas con el glaucoma, una patología de carácter degenerativo que se produce cuando el drenaje del ojo no funciona correctamente, provocando un aumento de la presión intraocular que puede producir daños en el nervio óptico y causar ceguera. De hecho, anualmente la Unidad de Gestión Clínica de Oftalmología de este hospital interviene quirúrgicamente a unos 120 pacientes con esta enfermedad, según informó hoy este centro, que destacó que este servicio incorpora el concepto de consulta en acto único, lo que permite que en una misma visita al centro, el paciente sea atendido por el especialista y se le realicen las pruebas diagnósticas necesarias para obtener un diagnóstico y prescribir un tratamiento. Además, este sistema mejora la precocidad del diagnóstico y evita al paciente la realización de varias visitas sucesivas al centro. Anualmente, además de las más de 8.000 consultas relacionadas con el glaucoma, la unidad realiza alrededor de 2.000 pruebas diagnósticas, entre las que se encuentran las paquimetrías –medición del espesor corneal–, tomografías de coherencia óptica o estudios del campo visual. El glaucoma puede determinarse a través de un examen oftalmológico indoloro, que se realiza en pocos minutos. Con todo, el director de la Unidad de Oftalmología del Torrecárdenas, Joaquín Fernández, puntualizó que "no todas las personas con tensión intraocular elevada tienen glaucoma", ya que se trata "sólo de un factor de riesgo de la patología". Así, aclaró que se requieren pruebas adicionales para corroborar el diagnóstico, "como el examen del campo visual, la papilometría o los nuevos parámetros incluidos en el estudio de la enfermedad, como son la paquimetría o el examen de la capa de células ganglionares y la capa de fibras nerviosas de la retina mediante tomografía de coherencia óptica (OCT)", entre otras. Una vez diagnosticado, el paciente recibe distintos tratamientos, en función del tipo de glaucoma que padece. El más frecuente es el glaucoma crónico de ángulo abierto, que suele aparecer entre los mayores de 40 años y en el que juega un importante papel la herencia genética. Este tipo de glaucoma no presenta síntomas que puedan ser identificados por el paciente, por lo que es vital la realización de revisiones periódicas para identificar la enfermedad. El tratamiento en este caso se realiza a través de colirios o mediante soluciones quirúrgicas, como la trabeculoplastia con láser, o el implante de válvulas que facilitan el drenaje del interior del globo ocular. Otra variante de la enfermedad es el glaucoma agudo de ángulo cerrado. En este caso se trata de una patología mucho menos frecuente, que puede manifestarse con dolor ocular, cefaleas, visión borrosa, náusea y vómitos. El tratamiento indicado en este caso consiste "en la prevención del bloqueo angular, mediante la realización de una iridotomía con láser o la eliminación del cristalino, aunque si es crónico también requerirá la administración de fármacos tópicos", explicó por su parte el también oftalmólogo del Torrecárdenas Pedro Pérez.