La juez encargada de las diligencias abiertas contra José Antonio G.G., el empresario de Olula del Río (Almería) acusado de la muerte a tiros hace un mes de dos miembros del clan de etnia gitana 'Los Pertolos', ha desestimado el recurso de reforma interpuesto contra el auto de prisión comunicada y sin fianza dictado el pasado día 20 al considerar que persiste riesgo de fuga y ante los "indicios racionales" que le señalan como responsable de sendos delitos de homicidio. En el auto del Juzgado de Instrucción de Purchena, al que tuvo acceso Europa Press, su titular, Francisca Navarro, argumenta que las "circunstancias" que le inclinaron a adoptar la medida cautelar de ingreso en el centro penitenciario provincial de El Acebuche "no se han visto modificadas" al tiempo que alude a que persiste la posibilidad de que obstruya la investigación penal o se sustraiga de la acción de la justicia. La juez rechaza en esta línea las alegaciones del letrado que representa los intereses del administrador único de la empresa 'Mármoles Ballester', Juan Marfil, quien sostiene que no concurren suficientes indicios de criminalidad ya que éste actuó en legítima defensa y rebate que exista riesgo de fuga debido al arraigo personal, familiar y social en Olula del Río ya que –ahonda– se yuxtapone "la gravedad del delito y la pena con que se sanciona, de más de diez años de cárcel". En el recurso de reforma, la defensa solicitó la libertad provisional con o sin fianza y la adopción de medidas cautelares "menos restrictivas" que circunscribe a la consignación del pasaporte en el juzgado, la prohibición de salida del territorio español, la obligación de comparecer "cualesquiera veces que se estime conveniente" en sede judicial o la de comunicar todos los cambios de domicilio que pudieran realizarse en el transcurso del proceso. José Antonio G.G., de 47 años, disparó con una escopeta de caza en la mañana del 18 de marzo a Juan Petronilo R.T. y Juan Petronilo R.F., tío y sobrino, cuando se personaron en la fábrica domiciliada en el número 46 de la Carretera Alta con intención de exigirle, al parecer, unos 60.000 euros con los que pagar a un abogado para sufragar los gastos de representación de un tercer miembros del clan en un proceso judicial contra él. En un momento de la disputa, en la que portaban armas blancas y de fuego, después de que se les impidiera el acceso al interior de la planta, el presunto autor de las muertes, para el que una veintena de personas pidieron ante la sede del juzgado su puesta en libertad, se hizo con la escopeta de caza y disparó contra el hombre de 52 años y el joven de 19 años, quienes murieron prácticamente en el acto. Fuentes policiales apuntaron en ese momento, asimismo, que entre los miembros más jóvenes de 'Los Pertolos' y los socios de 'Mármoles Ballesta", empresa familiar dedicada a la actividad industrial de la piedra natural tallada y aserrada, existían "desavenencias previas" que intenta aclarar la investigación de la Benemérita y el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Purchena. HISTORIAL DELICTIVO. La Audiencia Provincial condenaba en julio de 2008 a cuatro años de prisión a un hombre y una mujer clan de etnia gitana 'Los Pertolos' por extorsionar en 2004 a un empresario británico de la construcción, residente en Arboleas (Almería), al que intimidaron para les entregará dinero y la propiedad de un vehículo del que era titular el hijo de la víctima. Además, le obligaron a firmar un contrato de trabajo y tres nominas a favor de ellos, a los que registro como trabajador de su sociedad. El Tribunal Supremo (TS) rebajaba a dos años y medio de prisión en septiembre del pasado año la pena impuesta a J.J.R.M., también miembro del clan y único condenado por el tiroteo en el que, en febrero de 2003, falleció un tío del joven y resultaron heridos de gravedad otros dos de sus familiares. El tiroteo comenzó a las 08,30 horas del 3 de febrero de 2003 cuando el joven se encontraba junto a otros familiares en la explanada delantera de su domicilio en la calle Alfarerías de Albox y comenzó a recibir disparos por parte de personas ocultas en una nave industrial próxima al lugar. Fallecieron un tío del condenado y resultaron heridos de gravedad otros dos por lo que, ante lo sucedido, J.J.R.M. y otros miembros del clan entraron en la vivienda y cogieron del armario armero varias escopetas, entre ellas, una marca bereta 92 calibre nueve milímetros parabellum que, según las pruebas balísticas, fue usada por el condenado el joven para disparar contra una tercera persona ajena a los hechos, al que las lesiones dejó en estado de paraplejía.